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“TODOS HAN SOÑADO CON TENER UN SÚPER HÉROE, YO TENGO AL MÍO Y ES MI PAPÁ”

El capitán Rolando Ramos no solo cumplió su sueño de ser bombero, sino que inspiró a su hija el amor y compromiso por el servicio a la comunidad.

Hace 22 años, el cap. Ramos decidió iniciar su trayecto al servicio de la comunidad y para él encontrar un balance entre su profesión y su familia fue uno de sus mayores retos dentro de su carrera bomberil. Su labor se entrelazó entre cuidar de su pequeña hija y de la ciudadanía, sin imaginarse que años más tarde ella decidiría al igual que él formar parte del Benemérito Cuerpo de Bomberos de la República de Panamá.

Para el capitán combinar su profesión con su labor de padre conllevó grandes sacrificios, pero junto con ellos mucha satisfacción, una de esas el poder compartir con su hija la misma pasión y entrega por el servicio a los demás. “Ser papá es una experiencia única, pero también demanda de mucha responsabilidad”, señaló el capitán Rolando.

Además, compartió detalles de su vida, antes y dentro del Benemérito Cuerpo de Bomberos, desde muy joven el cap. Ramos estuvo cerca a los bomberos, pues laboraba como conductor de equipo pesado en la empresa Dulcidio González, ubicada frente a la Estación Ricardo Arango. Los veía hacer sus prácticas, ejercicios, salir a atender lasemergencias, incluso los apoyaba con equipo. “Viví muy de cerca el día a día bomberil y eso hizo que creciera mi sueño de niño de ser bombero”, recuerda.

Un día sin proponérselo ni buscarlo se abrió un camino, una oportunidad de formar parte de aquella institución que realizaba un trabajo loable el cual había alcanzado su admiración. Esa oportunidad se la agradece al capitán Edgar González, integrante de la entonces Guardia Permanente. Ramos decidió ir tras su sueño, tomó la oportunidad y entró al entrenamiento para bomberos.

El 23 de noviembre de 1999, con 29 años, ingresó a la Guardia Permanente como operador de vehículo de extinción de incendios. Sabía manejar equipo pesado y solo requirió adquirir conocimientos técnicos de los vehículos para operador. También fue voluntario en la Compañía 6 “Los Zorros”.

De aquella época, Ramos recuerda su felicidad por lograr entrar al Cuerpo de Bomberos de Panamá. Sin embargo, hubo una parte del trabajo que si le resultó muy difícil y fue la separación de su familia, que venía implícita en los turnos que debía cumplir. En ocasiones, se necesitaba su servicio por alguna emergencia y aunque era su día libre, no podía ir casa. “Estaba acostumbrado a llegar a casa, ver a mi familia, ya tenía a Nazareth, mi primera hija, y la verdad la echaba mucho de menos”.

El capitán siguió narrando y recordando que, mientras estaba de turno, llamaba vía telefónica a la vecina para hablar con su pequeña hija. Nazareth Ramos.

Nazareth creció escuchando las labores que hacia su papá “Desde muy pequeña, corría por los pasillos del cuartel. Es que era muy inquieta. Sus compañeros le llamaban “Naza”.

El vínculo de Nazareth con los bomberos fue creciendo, inició su trayecto asistiendo al programa Verano Feliz, que cada año organizaba la institución para los hijos de los bomberos, y así transcurrió hasta llegar a los 18 años cuando ingresó a la Compañía 5 de primeros auxilios de La Chorrera.

A la par de esas vivencias se preparaba académicamente, estudió Bachiller en Construcción en el Instituto Profesional y Técnico de la Chorrera. Posteriormente, un Técnico en Edificaciones en la Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología (UMECIT). Trabajó como asistente en un despacho de arquitectos, en un centro educativo.

El capitán soñaba verla convertida en una arquitecta, sin embargo, por situaciones de la vida, se quedó sin trabajo y había nacido su primera hija, la pequeña Gianna. Por eso, al abrirse un reclutamiento para una vacante en el BCBRP, el capitán Ramos le comentó a Nazareth, quien inmediatamente dijo que estaba interesada. Sin dudarlo, entró al reclutamiento.

Nazareth mencionó que el ingreso fue difícil, pues conllevó mucha resistencia, contar con buena salud física, estar capacitado y uno de los aspecto más importante tener mucha disciplina, sin embargo, logró pasar todas las fases del reclutamiento y convertirse en la bombera Nazareth Ramos.

Ser parte de un mundo que conoció desde muy pequeña, entrar a la Guardia Permanente, como un día lo hizo su padre, llena de emoción y orgullo a Nazareth. Y aunque nunca pensó ser bombero hoy se siente muy identificada y comprometida con el mundo que ayer atrapó a su padre y en el que hoy ella está viviendo.

Para ella ser bombero, requiere tener conocimiento, técnicas, ser profesional, pues salir en un camión de extinción, debe hacerse con responsabilidad “tomar una decisión incorrecta o realizar mal alguna maniobra, podría poner en riesgo la vida de la ciudadanía, tus compañeros, y la tuya propia” dijo la bombero Ramos.

Señala que aún se le eriza la piel al escuchar la sirena, la chichara, el timbre y, como ser humano, siente esa empatía de esperar que no sea una emergencia que comprometa vidas. Hoy, Nazareth Ramos, disfruta cumplir con compromiso y profesionalismo su labor como bombera. “Todos han soñado con tener un súper héroe, yo tengo al mío y es mi papá, quien me dio todo a cambio de nada”.

“Muchas veces como padres imaginamos a nuestros hijos convertidos en ingenieros, doctores, agrónomos o piloto, todos tenemos un sueño de inversión para nuestros hijos, pero son ellos los que al final toman la decisión, aun así es importante que les mostremos a ellos las realidades de la vida y los apoyemos para que cumplan sus sueños”. Destacó el Cap. Ramos.

Para finalizar, expresó lo orgulloso que está de su hija, lo mucho que la admira y lo grande que ha sido para él inspirarla. Mencionó que su segundo hijo, quien lleva su nombre, también camina en la misma dirección, convertirse en un bombero.

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